Tratamiento De La Diabetes


El objetivo del tratamiento de la diabetes no es tanto controlar el azúcar en sangre, sino disminuir la tasa de mortalidad.
Si la diabetes está descontrolada, en la fase inicial es muy importante conseguir la desaparición de los síntomas derivados de la hiperglucemia: poliuria, polidipsia, cansancio.
Se deben evitar las descompensaciones agudas de la enfermedad, y retrasar la aparición o progresión de las complicaciones crónicas: tanto en arterias grandes y corazón (macroangiopatía), como en arterias pequeñas en riñón, retina y nervios (microangiopatía).
Hay que individualizar objetivos; aunque hay algunas medidas generales y comunes para todos los pacientes, cada paciente diabético necesita un tratamiento individualizado.

Tratamiento de la diabetes no farmacológico

La pérdida de peso es el factor clave para reducir el riesgo de diabetes en personas con alto riesgo y sobrepeso. Sin necesidad de alcanzar un peso ideal, una reducción moderada del 5-10% puede ser muy beneficiosa para el control de la diabetes.
El control dietético, evitando los azúcares refinados (“dulces” y derivados), la abstinencia tabáquica si se es fumador, y la actividad física, son otras medidas fundamentales para disminuir los riesgos de complicaciones.

Tratamiento de la diabetes farmacológico

El tratamiento de la diabetes farmacológico se basa en la utilización de “pastillas”, en ocasiones asociadas a insulina.
El medicamento antidiabético de referencia para el tratamiento de la diabetes es la metformina. Existen otros grupos de fármacos cuya utilidad será valoradad por el médico en cada caso; se trata de las sulfonilureas, como gliclazida, glibenclamida, glinidas, y las tiazolindionas o glitazonas.
También están disponibles dos nuevos grupos de medicamentos pertenecientes a una nueva clase de tratamientos de la diabetes. Unos son los inhibidores de la DPP-4, como sitagliptina, vidagliptina; y los otros, los denominados análogos de la GLP-1, como exenatide.

Las insulinas

Cuando no es posible controlar la diabetes con las medidas referidas anteriormente, se hace imprescindible la utilización de la insulina.
Básicamente, las insulinas se clasifican por su modo-duración de acción en:
 
  • Insulina regular (acción rápida): inicio 30 a 60 minutos – máximo 2-4 horas – duración 5 a 7 horas.
  • Intermedia (acción lenta): inicio 1 a 2 horas – máximo 5-7 horas – duración 12 a 13 horas.
  • Mezclas, compartiendo características de las anteriores.
Todas están sometidas a variabilidad inter e intraindividual, por lo que el ajuste de dosis ha de realizarse de forma específica para cada paciente, según la medición de los niveles de glucemia en sangre.
Últimamente se han desarrollado nuevos tipos de insulina mediante técnicas de recombinación genética, los denominados análogos de insulina. También pueden ser de acción rápida, mezclas, o de acción lenta. Estos últimos producen una liberación de insulina sostenida, más lenta y sin picos, por lo que su riesgo de hipoglucemias es más bajo, y son las que actualmente están más en auge. Las representantes de este último grupo son la insulina glargina y la insulina detemir.

Otros aspectos a tener en cuenta

Además de las medidas específicas encaminadas a controlar el azúcar, siempre hay que mantener bajo control otros factores de riesgo como la hipertensión y el colesterol. En la mayoría de los casos también es necesario utilizar fármacos para tratar estos problemas.
El beneficio del tratamiento farmacológico es máximo en los pacientes de alto riesgo, es decir aquellos que tienen la diabetes peor controlada y presentan otros factores de riesgo asociados, como hipertensión, tabaquismo, colesterol, obesidad....
Es imprescindible cumplir bien el tratamiento prescrito por el médico y ser lo más escrupuloso posible en el seguimiento de las medidas dietéticas. Hay que conocer los efectos secundarios y aprender a reconocer las hipoglucemias y cómo tratarlas. 







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